La trampa de la laguna
cerró su boca de arena,
llora el Valizas su pena,
el no arrastrar de la luna
al mar su plata serena.

Y en sus bordes arenosos
arde un mundo de faroles,
como noctámbulos soles
que palpitan temblorosos,
desdibujado arreboles.

Y en tu instinto peregrino,
camarón, tú ya no puedes,
escapar a tu destino,
marca el desove tu sino
en un calvario de redes.

Canción del camaronero,
que lucha con tanto afán,
vaivén de redes que van
trasmutando los luceros
en tibios trozos de pan.

Mate, farola y botellas,
bote, parrilla y fogón,
y a veces una reunión,
o un contrapunto de estrellas
brillando en el corazón.

Y cuando el frío hace mella
en tus carnes, pescador,
buscas algo de calor
guardado en una botella,
para renovar tu ardor.

Tantas noches de trabajo,
compensarán tus fatigas
cuando al agua tú le digas
tu bendición, porque trajo
a tus redes sus espigas.

Le canto, camaronero,
a tu perfil de agua y duna,
sabes vestirte de luna,
y con clavel de lucero
te miras en la laguna.

Canción del camaronero,
que lucha con tanto afán,
vaivén de redes que van
trasmutando los luceros
en tibios trozos de pan.

Mate, farola y botellas,
bote, parrilla y fogón,
y a veces una reunión,
o un contrapunto de estrellas
brillando en el corazón.

Mate, farola y botellas,
bote, parrilla y fogón,
y a veces una reunión,
o un contrapunto de estrellas
brillando en el corazón.

Ochoa - Pereyra


Pindingo - Canción del camaronero